Una o dos veces al año conviene hacer limpieza profunda del baño. Así que he aprovechado para hacer un antes y después de esos que tanto nos gustan. 🙂
Lo primero que hice fue vaciar por completo los dos cajones y dejar despejado el lavabo. El suelo de mi baño era un mar de productos de higiene y estética.
Un buen momento para reflexionar, ¿De verdad se pueden echar tantos tipos de cremas y jabones en un solo cuerpo? Tengo mis dudas…
Lo siguiente que hice fue aprovechar para limpiar a fondo los cajones. Con el uso diario es inevitable que se llenen de suciedad.
Entonces llegó el momento más emocionante del proceso.
Separé los productos en 3 categorías: mías, de mi marido y comunes. Sobre las de mi marido y las comunes no tenía potestad para desechar, así que las dejé a un lado y filtré las mías. Casualidades de la vida soy la que más cosas tenía. Vaya sorpresa mujeres “libres” del primer mundo ¿verdad?
Cogí cada uno de mis botecitos entre manos, comprobé la fecha de caducidad y decidí si me lo quedaba, lo tiraba o lo regalaba a alguien que pudiera darle más uso que yo.

Por último coloqué las cestas dentro del cajón y comencé a rellenarlas. Para poder aprovechar el espacio al máximo, la clave es poner todas las cosas posibles en vertical.
Esta vez mi logro fue conseguir que sobre el lavabo SOLO quedaran el bote de los cepillos de dientes y el dispensador de jabón de manos. Son las cosas que usamos varias veces a diario, por lo que me parece perfecto tenerlas a mano.
PRIMER CAJÓN:


SEGUNDO CAJÓN:


¿Qué cambios harías en tu baño? ¿Todo está donde te gustaría que estuviera?
Un abrazo
Oihane
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